MENSAJE AL VECINO

En algún momento entre el Viernes y el Domingo de cada semana se actualiza el blog (inclusive hasta dos veces).

Si pincha las fotos o dibujos los podrá ver más grandes.

Si tiene datos que enriquezcan las antiguas anécdotas del Barrio aqui contadas, no dude en agregarlos en los comentarios.

Estamos investigando la forma de subir el aroma de los tilos de la avenida Boedo entre San Ignacio y Humberto Primo en una tardecita de comiezos del Verano a este humilde blog,
esté atento, gracias.

La gerencia.

viernes, 19 de junio de 2009

LOS GLOBOS DEL SEÑOR VERGA


El Señor Verga repartía globos inflados con gas al término de las funciones del Gran Circo de los Hermanos Kaminsky. Eran los globos más tenebrosos y feos que podían existir. Dificilmente un pibito le pedía a sus padres que le compraran uno, pero el Señor Verga los regalaba. Los chicos quedaban automaticamente paralizados por el miedo cuando los agarraban.
Sólo perversos padres que querían tranquilizar a sus hijos luego de una inquietante función, solicitaban los globos del Señor Verga. Eran los únicos globos que hacían felíces a los chicos cuando se les soltaban y salían volando; asi que los días de función el cielo se cubría de raros seres inflados. Palomas que habitaban en las cornisas de los techos del moderno edificio del Banco Provincia solían caer a la vereda fulminadas esos días. Esta situación fue aprovechada por los gitanos de Boedo y Agrelo. Cappi, el jefe del clan gitano, hizo un canje con él: algunas de sus esposas le leían la fortuna al maléfico globero y los hijos de los gitanos (los únicos chicos del barrio que no se morían de miedo con los globos) salían a cazar pajaritos, para completar la polenta de los viernes. El Señor Verga cena con con ellos.

Cuando cerraron el circo, desapareció el Señor Verga.
Los pibes no lo extrañaron, los gitanos más gordos, Soraya (la esposa más vieja de Cappi) y algunos padres sí.