
La familia Errecalde se subió a uno de los carromatos del Circo de los Hermanos Kaminsky cuando este hizo funciones en Saliqueló y no se bajaron nunca más. Los vascos eran tres hermanos y el padre viudo. Para todo trabajo de brutalidad y fuerza que había en el pueblo eran convocados. Empujar una máquina, bajar bolsas, subir bolsas, arrastrar un tractor, demoler una casa, cargar chanchos al hombro, eran ideales.
Lo increible es que el más grande medía sólo 1,60m y pesaba 65 kilos. El padre y los otros hermanos median 1,50 m, y pesaban 5o kilos apróximadamente, pero la fuerza y elasticidad que tenían eran insuperables. Dante Kaminsky los contrato para armar la carpa y quedó asombrado, luego los tentó a sumarse a la troup. Les inventó unas rutinas, les enseñó artes circenses varias y se los llevó.
Cuando el circo se instaló en el barrio ya eran veteranos, levantamiento de pesas, mover un carretón, tirar 5 metros fuera de la carpa a un borracho, eran los menesteres de los Errecalde.
No tenían muchas pulgas, no sonreían demasiado, toscos, silenciosos.
El padre con su mejor traje, se iba al centro los viernes a la tarde. Un pariente lejano que era portero de una torre lo dejaba viajar en el ascensor. Subía y bajaba infinidad de veces, le brillaban los ojitos, era el único pasatiempo conocido que tenía.
_Lindo cuarto chiquito para subir y bajar, les dijo a sus hijos al regreso del centro la primera vez.
Estaba casi entusiasmado.