MENSAJE AL VECINO

En algún momento entre el Viernes y el Domingo de cada semana se actualiza el blog (inclusive hasta dos veces).

Si pincha las fotos o dibujos los podrá ver más grandes.

Si tiene datos que enriquezcan las antiguas anécdotas del Barrio aqui contadas, no dude en agregarlos en los comentarios.

Estamos investigando la forma de subir el aroma de los tilos de la avenida Boedo entre San Ignacio y Humberto Primo en una tardecita de comiezos del Verano a este humilde blog,
esté atento, gracias.

La gerencia.

lunes, 27 de julio de 2009

JACINTA


Era el nombre de aquella malograda perrita galgo.
Hija de una pareja de galgos que acompañaron desde su pueblo a los vascos Errecalde, Jacinta nació en el circo de los Hermanos Kaminsky.
La Señorita Delia, enseñó a la galguita a caminar por la cuerda en la altura, realizar pruebas en la tela y en las argollas cuando aún era cachorrita.
Fue durante mucho tiempo la alegría de toda la troup del circo y del público.
Era hermosa, esbelta, una cinturita a lo chica Divito. No había perro del barrio que no la hubiese husmeado, pero la estrícta Señorita Delia los alejaba a escobasos y dejaba atada a Jacinta dentro del carromato. No conoció perro; el menor de los vascos la espiaba.
Lamentablemente en una de las arriesgadas pruebas que la malvada Señorita Delia (si esto hay que decirlo con todas las palabras, porque era asi) le hacía realizar a la perrita, tuvo un terrible accidente, fatal, que en otra oportunidad detallataremos.
Asi que niños, no se encariñen con la perrita, porque no ´tá, se murió.
El menor de los vascos aún la llora.

jueves, 16 de julio de 2009

LAS ATKINSON



Hughes, Delaney, O´Leavy y Richard, eran los apellidos que sonabas a ingleses por el barrio, pero... eran irlandeses.
Bernardo, Eugenio, Carlos y Federico fueron los padres pasionistas de la Iglesia Santa Cruz en los años oscuros: Con ellos, aprendimos de solidaridad, amor y justicia, pero también a a jugar a la pelota; serán esas otras historia de este blog, esa vez a modo de merecido homenaje.

Hoy nos enfocamos en Las Atkinson, las únicas inglesas que tuvo el barrio.
Madre e hija, nadie las vió llegar, pero un día ya estaban allí. Sólo se las veía salir de noche, subir a autos importantes y desaparecer.
Sobre ellas, Carlos Daniel M., amigo de la zona, tercera generación en el Barrio, dijo:
_Siempre las veía por San Juan y Q. Bocayuba, y me acuerdo bien, porque la "nena" que ahora debe estar pisando los 50 hace años estaba muy bien, con un lomo que rajaba la tierra, pero siempre muy bien vestidas (ambas) nunca provocativas, pero sí llamativas para lo que es el barrio, por eso te digo que en sus años de gloria supieron estar en buena posición por Recoleta, pero vaya a saber las vueltas de la vida, las "señoras" tuvieron que abandonar esa vida de bacanas. Pero de noche se ponían todas las plumas encima y se paseaban de la mano como cuando lo hacían por Alvear y Callao...
Un día para mi sorpresa me encuentro que salen de una casa justo enfrente a la mía. Y ocurrió que el viejito dueño de esa casa, grande y yá viudo, se puso a alquilar habitaciones y quienes vinieron: Las Atkinson.
Te podes imaginar los comentarios de la cuadra entre las viejas chusmas... que le alquilaban a cambio de "favores".

martes, 14 de julio de 2009

LOS ERRECALDE


La familia Errecalde se subió a uno de los carromatos del Circo de los Hermanos Kaminsky cuando este hizo funciones en Saliqueló y no se bajaron nunca más. Los vascos eran tres hermanos y el padre viudo. Para todo trabajo de brutalidad y fuerza que había en el pueblo eran convocados. Empujar una máquina, bajar bolsas, subir bolsas, arrastrar un tractor, demoler una casa, cargar chanchos al hombro, eran ideales.
Lo increible es que el más grande medía sólo 1,60m y pesaba 65 kilos. El padre y los otros hermanos median 1,50 m, y pesaban 5o kilos apróximadamente, pero la fuerza y elasticidad que tenían eran insuperables. Dante Kaminsky los contrato para armar la carpa y quedó asombrado, luego los tentó a sumarse a la troup. Les inventó unas rutinas, les enseñó artes circenses varias y se los llevó.
Cuando el circo se instaló en el barrio ya eran veteranos, levantamiento de pesas, mover un carretón, tirar 5 metros fuera de la carpa a un borracho, eran los menesteres de los Errecalde.
No tenían muchas pulgas, no sonreían demasiado, toscos, silenciosos.
El padre con su mejor traje, se iba al centro los viernes a la tarde. Un pariente lejano que era portero de una torre lo dejaba viajar en el ascensor. Subía y bajaba infinidad de veces, le brillaban los ojitos, era el único pasatiempo conocido que tenía.

_Lindo cuarto chiquito para subir y bajar, les dijo a sus hijos al regreso del centro la primera vez.
Estaba casi entusiasmado.

viernes, 10 de julio de 2009

LICENCIADO AMILCAR JAIME



De él no supe mucho. Lo ví pocas veces, casi siempre por la Avenida Belgrano y Av. Boedo.
Pedro de la juguetería de Av. Boedo y Quito me dijo que se llamaba Amilcar Jaime. Boliviano de nacimiento, de un caserío en Santa Cruz de la Sierra. En alguna oportunidad le contó que en su tierra natal era Juriscunsulto en leyes y que allá era Licenciado. Emigrado por problemas políticos se ganaba la vida ayudando a otros Bolivianos en papeleríos legales y hacía alguna changa de cadetería en algún estudio jurídico del centro.
El tipo pertenecía al grupo de los que llamo propaladores barriales junto al alemán Fritz de la calle Colombres.
Lo de Amilcar era sencillo, pero muy vistoso; siempre de traje, con una galera de papel en la cabeza y el esqueleto de un paragüas abierto en la mano. A través de papeles que tenía adheridos al traje, a la galera y al paragüas, a la manera de bandos, promocionaba ideas generales. "Cuide un gato" o "Diga no a las drogas"; también sus bandos consistían en ideas generales para vivir bien: "Duerma la siesta", "Coma fruta" o "Plante un árbol" o anti-imperialistas o de corte político: "Salida al mar para Bolivia" o "Fuera yankis".
En diferentes oportunidades, comerciantes del barrio lo tentaron para promocionar ofertas especiales; Pedro lo convocó para lanzar una oferta de las últimas máquinas viales Duravit que le habían entrado a la juguetería para Reyes y Barberis para promocionar sus sepelios especiales para afiliados al PAMI durante una ola de gripe que se desató entre los ancianos del barrio.
_Mis servicios no se venden al capital, fue la respuesta que les dio en ambos casos.

El Licenciado Amilcar Jaime tenía una agenda particular de noticias y la trataba de imponer a la manera de los grandes emporios de la información.
Seguramente con un menor presupuesto y alcance, no siempre lo lograba pero al menos lo intentaba.

viernes, 3 de julio de 2009

CHILOTO EL ENANO CHOTO


Originalmente lo veía tirado en el suelo por la vereda del Normal n. 2 en la Avenida Rivadavia o caminando como podía por los pasillos de la Galería Paris. Como era muy pequeño no se lo veía entre el gentío, pero de repente se escuchaba un ladrido fuerte, grave, peligroso; una señora que gritaba, un chico que lloraba, tumulto, gritos, discusiones y el enano salía despedido por una patada en el culo.
Chiloto el enano Choto,
era un jodido.
Molestaba a todos, siempre de una forma diferente: les chumbaba, pisaba a la gente con el zapatón del pie derecho, el de la pierna más corta; en Carnavales les tiraba agua (con pis?); alguna vez se lo vió cruzando un ciego por la Avenida Acoyte y abandonarlo en el medio del tránsito, era impresentable, muy malo, un resentido.
No era para menos: enano, jorobado, labio leporino, una pierna más corta, un ojo desorbitado y el otro caído y tenía sólo tres dedos en cada mano. Para escribano no estaba.
A medida que se fue haciendo más grande encontró el tema de los malabares con pelotitas de tenis (las robaba de las canchas de abajo de la Autopista), alguna moneda le tiraban, pero en agradecimiento siempre los insultaba. Paraba por diferentes lugares del barrio, inclusive alguna vez lo vi en Cabildo y Juramento!
Era tan jodido que cuando andaba por el Barrio usaba una camiseta de Boca, se la había regalado Ratín en una visita al internado en el que él había vivido de chico.
Como si tuviera poco, bostero.
Sobrevivió a las barras de Peréz o la Butelier, nunca lo tocaron. No era boludo.
Una camiseta de Huracán nunca usó.